Felices sueños. El futuro nos espera en la próxima parada
El 2021 se ha ido con sus
episodios de horror y de pérdidas derivadas de la pandemia ocasionada
por el COVID 19 y sus miles de muertes; pero la ilusión del fin o quizá la idea de que algo nos abandona constantemente, sobre todo cuando pensamos en
términos de un calendario que nos enfrenta a esa suerte de tiempo inasible, implica también la fantasía de un inicio, como el nuevo
punto de partida que puede permitir olvidarnos de lo terrorífico de este período, y conservar solo lo bueno, aunque estos signifiquen solo brevísimos archipiélagos de tranquilidad. Para detenernos así solo en aquello que hará que nuestros nuevos días resplandezcan, con sus atardeceres y noches… Y entender este pasado reciente como un breve accidente o como un hoyo nefasto.. que no obstante nos ha
brindado la posibilidad de resistir.
Así, aunque las celebraciones oficiales puedan resultar frustrantes e incómodas por su casi obligatoriedad, porque seguramente a casi nadie le interesa ser feliz por consigna, sobre todo si la realidad nos ha estado golpeando el rostro, día tras día, con toda esa crueldad y sus innumerables muertes. Podemos asumir esto solo como un referente que nos depare tiempo para agradecer a los que estuvieron cerca de nosotros; a veces a pesar de la distancia, para hacernos los días menos duros y más amables. Por lo que no nos queda sino asumir con cierta solemnidad las variables y posibilidades de celebración relacionadas a estas fiestas calendarizadas como días nacionales de connotaciones políticas y sociales, o los días espirituales que plasman los contubernios de poder entre el la Iglesia y el Estado ―festividades usufructuadas por un mercado que las ha convertido en orgías consumo de la solo pocos pueden formar parte.
De ahí que, aunque en apariencia la idea de un nuevo inicio sea ilusoria, su importancia como referente de renovación o como pretexto para sentir que empezamos un nuevo período ―como cuando se habla del presupuesto fiscal para el 2022―, hace que la dotemos de esa emotividad que en algunos casos la hace especial. Es decir, siempre que las expectativas estén puestas en la idea de avanzar hacia nuestras utopías, utopías que resultan ser el único motor de nuestra vida en sociedad, se puede aspirar a marchar hacia buen puerto. Sobre todo para los que envidiamos esa cualidad de las serpientes de cambiar de piel para continuar renovándonos, sin las cicatrices que nos deja el paso de los días; o para los que queremos renacer con la ilusión de que un nuevo comienzo nos brinde la posibilidad de triunfar, para poder hacer de este, nuestro lugar en el mundo, un espacio mejor.
Antón Chejov pensaba que si tuviéramos posibilidad de volver a nacer, y elegir como quisiéramos ser, nadie optaría por volver a ser el que ha sido antes, idea que en su obra adquiere matices obsesivos que la hacen genial. Sobre todo porque los tiempos difíciles, a veces, hacen que la gente se acostumbre al fracaso; y a pensar de que la suerte parezca que ya está echada, o que se tenga la sensación de que no se puede hacer mucho para cambiar las cosas, tal vez se pueda hacer algo para que las cosas sean menos injustas, y los poderosos no continúen abusando solo por diversión de sus víctimas, o porque les gustó algo que estas, en su pobreza, aún poseen, para despojarlos.
No obstante, creemos aún que no hay vida más bella, aunque dolorosa, que la de aquel que no transa, que la del que se resiste a pactar con un mundo enfermo, desquiciado y pervertido, que nos quiere hacer ver lo pavoroso e injusto como normal, y que en su estrategia de reproducción y repetición mántrica y massmediática (mantras como en la serie que Warhol hiciera sobre el hongo atómico, que para algunos podría incluso resultar bello) ha hecho del abuso, el robo y los genocidios un asunto normal y cotidiano.
En este sentido, hay un poema de Juan Gonzalo Rose denominado “Salutación” que podría referirse a los
pueblos que durante estas fiestas continuarán siendo bombardeados sin importar
que nosotros nos abracemos o nos deseemos la felicidad de un futuro mundo mejor; en poema sobrecogedor que dicta: “Año
nuevo en la sangre de los asesinados. / Año nuevo en la sala de torturas / y en
el ojo del hombre prisionero / donde un tiempo sin sol hace su nido. // Año
nuevo en la mesa del tirano / y en la percha vacía del destierro. / Año nuevo en
la madre y en el hijo / separados tan solo por un puente”.
"Salutación", un poema de JGR |
En este sentido, aprovechamos este pretexto renovador para desearles lo mejor, a todos los que de alguna manera han coincidido con nosotros en este intrincado y sinuoso camino del arte, la escritura, la cultura y la vida, para hacer con ello, que nuestros días y meses sean episodios menos duros y más amables. Y desearles también, que este nuevo año les traiga la posibilidad de que todos esos deseos, sueños y expectativas de un mundo mejor se cumplan. Y de paso desear que los sueños de justicia y libertad de las víctimas de los embates y crímenes del neocolonialismo imperialista se cumplan, además de desear que los anhelos de futuro de todos los desvalidos y olvidados de la tierra, se abran paso.
Por una América libre... en un mundo
libre.
Laberintos Suburbanos
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