Concierto del tiempo y pesadilla
Leonardo Bolaños En ese entonces “sonaba” la historia de Miguel Gutiérrez, La violencia del tiempo , como la canción “Last Nite” de The Strokes, además de graffitis y galimatías por las huellas de una calle minada por una experiencia nerviosa, como el cambiar de aires, como el cambiar de peinado, cada vez más teñido, más rebelado. Allí, entre las puertas de cada centro había un precio ciertamente asequible, ciertamente momentáneo, como girar a máxima velocidad por un campo abierto. Con salvajismo, uno podía pertenecer a una especie de bohemia contemporánea, bohemia en la que todo lo sarcástico era incluso decir: “váyanse a la mierda” o “al colegio no voy más”, como apología a la irracionalidad, no ciertamente un vacío, un teatro donde lo feo, lo grotesco, lo raro, lo temido era parte de la oferta real de las noticias: el cuarto poder, la política, la moda, la jerga. Un día, aparecía el milagro neoliberal, los primeros emprendimientos que bajo el eslogan “hazlo tú mismo”, emergí...


